¿Cómo comenzar las notas en la partitura? ¿Cómo abordar el infinito desasosiego de la hoja en blanco? ¿Cómo parar el temblor de nuestra mano en el primer trazo sobre el lienzo? Confianza, experiencia, aprendizaje e impulso, esa chispa que nace de forma natural en nosotros y que hacemos se expanda en todos nuestros actos.

Desde la inquietud y la práctica hacia la continua búsqueda, las formas se deshacen y expanden a lo largo de la partitura, su lienzo. La expresividad de las formas van apareciendo progresivamente guiadas por el impulso y por el bagaje, todo lo que nutre al artista, sus emociones y anhelos que impregnantoda su obra.

La obra de Piro se desarrolla desde la más profunda subjetividad, experiencias vitales en donde los kilómetros, personas y momentos generan todo un abanico de sensaciones y recuerdos intangibles.

Una inspiración inmaterial que sale al exterior a través del característico expresionismo abstracto de su obra y que progresivamente va desarrollándose a través del material, el color y las formas a lo largo de todo su trabajo.

Si bien el expresionismo se caracteriza por una huída de todo lo establecido, en la obra de Piro, la huída se convierte en la plena libertad de creación. Una libertad cargada de emociones vitales en su máximo esplendor y en donde la música, el humor y el juego se convierten en ingredientes indispensables del proceso.

«En mi trabajo siempre busco explorar las conexiones creativas con todo aquello con lo que convivo a diario, me encanta experimentar, combinar e ir más allá de los límites marcados, creo que el arte debe estar presente en todo, creo que es esencial para vivir la vida al máximo.”

El resultado queda como testigo del impulso creador y nos encontramos ante un “expresionismo progresivo” de sensaciones y sentimientos que van apareciendo paulatinamente en la obra, pero esta vez transformadas en plástica y trazos, un acto de creación simbólica que nos hace trasladarnos a todo un abanico de emociones.

«La música ha sido un gran condicionante de mi trabajo, sin ella no podría crear, es algo con lo que convivo cada día, un impulso en mi vida y en mi obra.»

Dividido entre lo emocional y lo físico, el proceso nace de la más pura improvisación conductiva. Los materiales y las técnicas van uniéndose en la superficie por un aparente azar, pero siempre en perfecta sinergia con la intuición y el ritmo que guía cada trazo del artista.